(jugar por jugar)
Viajar no para llegar sino por viajar, para llegar lo más tarde posible, para no llegar posiblemente nunca.
Viajar sintiéndose siempre, a un tiempo, en lo desconocido y en casa, pero a sabiendas de que no se tiene, no se posee una casa. Quien viaja es siempre un callejeador, un extranjero, un huésped; duerme en habitaciones que antes y después de él albergarán a desconocidos, no posee la almohada en la que apoya la cabeza ni el techo que lo resguarda. Y así comprende que nunca se puede poseer verdaderamente una casa, un espacio recortado en el infinito del universo, sino tan sólo detenerse en ella, por una noche o durante toda la vida, con respeto y gratitud. No por azar el viaje es ante todo un regreso y nos enseña a habitar más libre y poéticamente nuestra propia casa.
Claudio Magris, El infinito Viajar

Liniers, Conejo de Viaje
And go, take that California trip.... SÍ SÍ SÍ SÍ !